Nacimiento del Islam

lunes, 24 de noviembre de 2008

El Islam, al igual que el judaísmo y el cristianismo, nació en Oriente Próximo. No se trataba de una religión monotesísta surgida de forma aislada: el monoteísmo, o creencia en un solo dios, llevaba varios siglos de andadura, y en Arabia se conocían el judaísmo, el cristianismo y el zoroastrismo, que fueron introducidos en La Meca por vendedores ambulantes extranjeros o como resultado de los viajes y contactos de los comerciantes por todo Oriente Próximo. Además, en Arabia convivían tribus cristianas, judías y seguidores de loa doctrina de Zoroastro.

En el siglo VI, La Meca se convirtió en un nuevo enclave comercial de inmensa riqueza, donde acudían no sólo comerciantes, sino también peregrinos encaminados a rendir culto a los numerosos dioses locales, ya que la religión animista tuvo un fuerte desarrollo promovida por los autóctonos con el fin de recaudar el mayor número de ingresos. Fue en ese tiempo y contexto determinados en los que el profeta Mahoma predicó el mensaje del Corán, un llamamiento general para volver a rendir culto al único Dios y a un sistema social igualitario que constituyó las bases de la religión que se conoce como Islam.
Los musulmanes creen que Dios se reveló primeramente a Moisés (tal como aparece en La Torá hebrea), luego a Jesús (como aparece en el Evangelio), y finalmente, a Mahoma (mediante el Corán). A Mahoma (Mohammed en árabe), no se le considera el fundador de la nueva religión islámica sino, al igual que a los profetas bíblicos anteriores a él, un reformista religioso. Mahoma proclamó que no traía ningún mensaje nuevo de ningún dios nuevo, pero instó al pueblo a que volviera a rendir culto al único Dios verdadero y a que adoptara un estilo de vida que había olvidado o del que se habían desvíado.
El Corán, libro sagrado del Islam, hace numerosas referencias a historias y personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, entre los que se incluyen Adán y Eva, Abraham y Moisés, David y Salomón, o Jesús y María.
Para Mahoma, la mayoría de sus contemporáneos d eLa Meca, con su politeísmo tribal, vivían sin conocer al verdadero Dios y Su Voluntad, tal y como se reveló a los profetas Adán, Abraham, Moisés y Jesús. Las revelaciones recibidas por Mahoma le llevaron a pensar que, con el paso del tiempo, judíos y cristianos habían distorsionado el mensaje original que Dios transmitiera a Moisés y, más adelante, a Jesús. De ahí que los musulmanes consideraran a la Torá y los Evangelios como una mezcla de revelación original junto a anadiduras humanas posteriores.
Las revelaciones que Mahoma recibió constituían un llamamiento a las reformas religiosas y sociales, como el retorno a la justicia social relativa a los drechos de la mujer, de las viudas y de los huérfanos, y corregían las distorsiones de las revelaciones de Dios recogidas en el judaísmo y en el cristianismo, alertando a aquellos que se habían alejado del mensaje divino y de sus profetas.
En conclusión, podemos nuevamente observar cómo estas tres religiones monoteístas, parten de un mismo contexto geográfico y cultural, como es la raíz semítica, de la que partió el judaísmo, la tradición hebrea a la que se opuso el cristianismo, y finalmente la conjunción de ambas pero con un mensaje renovador para el cristianismo. En la base, vuelven a compartir en sus orígenes ese retorno a los valores tradicionales y primitivos, que con el paso del tiempo, se fueron confundiendo con los intereses de los Hombres.
Fuente: John L. Esposito



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